La Diosa en ti.
- Olga Rosenberg
- 29 abr 2021
- 3 Min. de lectura
Yo soy hija de la Madre Tierra. Soy ofrenda del amor. Soy mujer sagrada.

La diosa en ti es la mujer despierta, conectada con su energía divina y llena de fuerza, creatividad, confianza, sabiduría y amor compasivo.
Está conectada con su propio poder sanador, con los elementos de la Madre Tierra, con su intuición y sensibilidad y sabe nutrir el mundo que la rodea.
Ella reconoce su valor personal y se para hermosa sobre él, sabiendo lo que merece y lo que es. Reafirma su valor con cada una de sus elecciones y trabaja cada día en alimentar su autoestima y su luz interior.
Está en un completo estado de apertura al amor, a la abundancia y los milagros de la vida. Brilla para otros, comprende que la mejor expresión de sí misma es servir a otros con sus dones.
Su luz brilla y se expande en todas las direcciones.
La mujer sagrada conecta con sus hermanas, tejiendo juntas para a balancear las energías masculinas y femeninas en todos.
La mujer despierta es franca y transparente y su palabra esta llena de amor y claridad, sabe que la autenticidad la acerca a la verdad y a la plenitud.
La diosa que vive en ti ha vivido periodos oscuros y de transformación y ahora esta parada sobre sus triunfos, derrotas y aprendizajes, con una conciencia más amplia y clara. Sabe apreciar el momento presente y disfruta de los pequeños placeres de la vida, es agradecida con la experiencia tal cual es y se mantiene en constante estado de asombro y curiosidad.
Mantiene su visión enfocada en la creación de un futuro amoroso y libre para ella y su familia, mientras agradece y goza de las bendiciones que recibe constantemente.
La mujer sagrada lleva una enorme fortaleza dentro y es guerrera de sus batallas con valentía. Simplifica su vida y mantiene dentro de ella solo lo que le aporta luz y con lo que puede ser de servicio. Suelta y deja ir lo que ha de irse con fortaleza y decisión. Aprende a seleccionar con sabiduría cada uno de sus pasos, sin perder nunca la inocencia.
La diosa está despertando para equilibrar la dualidad sagrada a través de su amorosa energía femenina y a través de sus dones. Su misión de sacerdotisa es ser la mejor versión de mujer que pueda ser y así compartir semilla de luz al mundo.
Para recuperar la conexión con la diosa sagrada dentro de cada una de nosotras hay un acto mágico infalible: HONRARTE A TI MISMA. Aprender a observar en tu interior, a enfrentar la sombra y a integrar tu ser completo en amor incondicional.
Al reconocerse, la diosa encuentra que en su cuerpo hay un templo divino y que cada parte de su ser es una manifestación de la Luz. Reconocemos la belleza orgánica, la geometría sagrada cósmica que vive en cada uno de los poros de nuestra piel y en la energía que irradiamos con nuestra existencia.
Ella aprende a experimentar el milagro de Dios en cada pequeña corriente de aire, en los aromas, en sus creaciones, en todo lo que la compone. Despierta entonces un profundo amor por si misma como parte de un todo mayor y se afirma como guardiana de su templo sagrado.
Entonces, busca la Mujer Sagrada a través de su cuerpo, su mente y su espíritu, honrarse a sí misma, como una ofrenda al universo, desarrollando su potencial y madurando su alma para abrir la visión.
La mujer sagrada ama su magia y los misterios que encierra, ama sus dudas y se abraza con una profunda compasión hacia si misma. Sin juicio y con una eterna luz de sabiduría dentro de ella que nunca permite que se apague. Se vuelve parte del universo y brilla para todos.
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